Una ruta por Würzburg debe iniciarse con la visita a la Residencia. Se trata de uno de los palacios barrocos más importantes de Europa. Fue la sede donde vivían los príncipes-obispos de Würzburg y se convirtió en el segundo monumento de Alemania en ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Otro de los lugares imprescindibles de esta ciudad es el Puente Viejo. Tiene 185 metros de largo y sus preciosos arcos tienen esculturas de doce santos a todo su largo. Antiguamente formaba parte de la ruta comercial entre Frankfurt y Núremberg. Al final de este puente, merece la pena degustar un buen vino en el espléndido Juliusspital.
La plaza del Mercado también es de visita obligada. En sus puestos podrás degustar las ricas bratwurst o salchichas de Franconia. No obstante, creemos que lo que realmente te enamorará de este lugar son la gótica Capilla de María y sus innovadoras esculturas de Adán y Eva. ¡Würzburg es una íncreible ciudad llena de arte!
El siguiente paso es callejear por el centro histórico. Hay que estar muy atentos porque está atestado de joyas patrimoniales y monumentos que merecen una foto y una sonrisa. Por ejemplo la Catedral de San Kilian, donde podrás contemplar dos impresionantes monumentos funerarios.
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